Optimizar el tiempo de Abinader
POR CRISTHIAN JIMENEZ.- Comencemos por optimizar el tiempo del Presidente, definir las fuentes de los recursos imprescindibles que buscaría la fallida reforma fiscal y finiquitar el “españabobismo” de numerosas instituciones, pendientes de decretos de cambios de sus titulares.
Los presidentes están reservados para los temas trascendentales, salvo en los períodos electorales en los que hay “cargar mo’cosos y besasr viejas”, que no es la agenda de Luis Abinader, impedido constitucionalmente de buscar la reelección.
Corroe la imagen de un jefe de Estado cuando se le reduce a inaugurar obras que no estarían a la estatura ni de un ministro, un alcalde o un director general.
El fin de semana último sufrimos al ver al presidente Abinader encabezar la inauguración del techado de la cancha del Instituto Unión Panamericana, como parte del “Plan Nacional de Techados de Canchas escolares”. El ministro de Educación Ángel Hernández envió un representante. La nota de la Presidencia no explica su ausencia.
El mandatario también inauguró “el remozamiento del club deportivo Renacer”, en Guachupita. El ministro de Deportes, Kelvin Cruz, ausente. La crónica oficial no especifica si envió representantes.
“Presisente Abinader inajugura guardería infantil, salón de danza y una lavandería en la Armada RD”, dice el título de otra reseña de la Presidencia. Claro, que estuvo presente el comandante general de la Armada, vicealmirante Agustín Morillo Rodríguez. Guardia no cae en gancho, reza el refrán popular.
Abinader inauguró en el sector El Valiente Boca, del municipio de Chica un Centro de Atención Integral a la Primera Infancia (CAIPI), con la presencia de la directora ejecutiva del INAIPI, Josefa Castillo, a quien correspondía la tarea.
Además, “encabezó la inauguración de la construcción y reconstrucción” de “13 kilómetros de vías” de varias urbanizaciones y posteriormente “el reasfaltado y restauración de 35 kilómetros de las calles principales de los sectores de Alma Rosa I y del Ensanche Ozama”. El ministro de Obras Públicas, Deligne Ascención destacó las inversiones del gobierno, aunque “reconoció que a pesar de que están pendientes por resolver otras necesidades, porque la espera y la deuda acumulada ha sido de largos años en Santo Domingo Este”. Estas labores no alcanzarían ni para ocupar el tiempo de un viceministro.
Ayer, la agenda presidencial registraba en Santo Domingo Oeste “la entrega de la reconstrucción del pley y la cancha del Batey Bievenido” y la inauguración de “la primera etapa del liceo Osvaldo Bazil Leyba”. ¿En serio?
El tiempo de un mandatario es muy valioso para enredarlo en estas pequeñas tareas, desgastantes y de limitado impacto, que políticamente tendrían justificación si las protagonizaran líderes locales.
En ocasiones, la parafernalia de inauguración trae a la memoria colectiva el prolongado tiempo transcurrido para el cumplimiento de promesas. Un efecto contrario.
Abinader debe presionar que se cumplan los reclamos de los ciudadanos y producir los cambios de funcionarios cuando no sean eficientes en las tareas a su cargo. Prohibir, y mucho menos asistir, a las inauguraciones “por etapas”, que generan encono de las comunidades porque la conclusión nunca llega o acusa retrasos que deterioran y encarecen la primera fase.
El cuentagotas de la máquina de los decretos mantiene instituciones paralizadas, afectando disciplina interna y servicios ciudadanos. El único retraso que podría justificarse es la designación de una nueva procuradora, vista la modificación constitucional y las adecuaciones de ley y reglamentos.
La latencia ha reactivado el sicariato mediático, en ocasiones abonado por sectores oficiales, por cargos goloseados y contra algunos funcionarios, víctimas de campañas difamatorias por la imposibilidad de levantar pruebas en su contra o “porque no pagan”.
Si Abinader retrasa más el relanzamiento de su gobierno, le podría ocurrir como a Elon Musk…